
Me acurruque en medio del suelo me hice un ovillo y llore, por que estaba perdido, en medio de la oscuridad, había olvidado lo mucho que le temo, había olvidado que frío se siente todo sin ti, cuando no conocía el calor que emanas todo esto me parecía tan normal, era lo único que conocía, hoy después de ti, después de tu Amor Señor ¿Cómo me dejas caer de nuevo en este umbral de negra soledad? No te siento Señor, la noche es muy oscura y grito tu nombre y el de tu madre una y otra vez, mas no hay eco el sonido no se expande en el vacío y así me siento.
En medio del sufrimiento ahora de pie tratando de estar erguido y buscando la luz, como visión divina apareció: un hermoso haz de luz y en medio de el una bendita isión, Jesús Eucaristía; se acabó el silencio y Ángeles comenzaron a cantar “Bendito, bendito sea Dios” caí al suelo ante tanta majestad con la frente en el suelo repetí quien sabe cuantas veces “En los cielos y en la tierra sea por siempre Bendito y Alabado, el Divino Corazón de Jesús Sacramentado”…mi Señor guardó silencio y cuando mi lengua y mi corazón callaron, le contemple, me atreví a levantar la mirada; “Nadie debe sufrir así” me dijo, después mas cantos y una segadora luz, nuevamente era de Día, nuevamente podía ver el camino el calor del sol, la luz de mi Señor, el amor del Padre y una misma nueva misión, Seguir a Jesús.
Bendito sea Dios…