Nueva Fundacion

Ese día, estaba en su compañía, le había visto en la tele, mas que breves fragmentos de sus brillantes existencias, que acompañada de maquillajes vanos trataban de demostrar lo buena persona que había sido, cosa difícil pues no hay pantalla donde quepa. Le admiró desde el principio y pidió conocerla, le dijo a Dios “Que es hija tuya y me la puedes presentar, a estar mas de cerca” así lo dejo en su oración del final del día, entre palabras marcadas de admiración y la cara iluminada por singular alegría.

“Vieras que vida tan linda” platica sin cesar y muy interesado, “Toda una mujer de fuerza…pero no me he de fiar mucho de lo que se pasa en la caja, pues puedes saber que a veces es falsedad” su amiga le escucha interesada y con un dejo de extrañeza “Tal parece que te ha causado buena impresión”; y así fue.

Ese día caminó sin más por el centro de la ciudad y entro en la librería, se sentía a gusto entre las letras. Repentino como viento de lluvia una ráfaga le ataco la cabeza “Me pediste conocerla”, frente a el estaba la imagen y un libro con su vida y sus palabras. Lee demasiado interesado, y quiere nunca acabar parece que ella y su padre le hablan al oído “Que vivo sin vivir en mi” le cala hasta en los sueños; “Nada te turbe, nada te espante…” se vuelve su escudo, y su obra reformadora su ejemplo a seguir; y en el camino de todo le ve diciendo “Adelante, que si queréis ser reformador, debéis reformar primero vuestra vida, para ser agradable a mi Señor”. Y así continúa el trabajo de hacer fundación de la obra del Señor dentro de su corazón.