Ha conducido sin sentido, por minutos y completas horas, sin rumbo fijo y camino seguro por donde el sentido de las avenidas y calles le lleven, nada le perturba su seguridad al conducir; mas aun así su rostro no refleja poco mas que una seriedad y sobriedad de quien no es pleno y feliz. No se da cuenta.
Detiene su auto y observa es lo que parece ser un brote de agua un semi-lodazal lleno de verdes plantas e insectos que revolotean sobre la superficie con el sol a sus espaldas y la noche cayendo ya, piensa… no, no piensa solo comienza a arrojar piedras hacia aquel manantial, renegando de su vida.
--Lo llenaras de rocas-- le dice una voz a sus espaldas.
--Es solo un charco sin ningún valor, no es útil para nadie unas piedras no importaran—Contestó
--Eso es lo que crees—Le replicaron—¿Que conoces tu de este lugar si acabas de percatarte de su existencia?, hasta hace unos minutos no sabias que era esto—
--Es algo sin valor unas cuantas piedras no lo harán valer menos—
--Tal vez, pero molestaran a quien quiera sumergirse en las aguas, dañarán—
--Solo son rocas—
--Que enturbian el agua y la hacen menos atractiva para cualquiera—Le dijo aquel hombre
--Así es como siempre esta…turbio—dijo el joven y bajó la mirada—Siempre Será agua turbia, parte de sus existencia—
--Mas si esperas unos minutos antes de arrojar mas, veras que la calma llega a las aguas y si no lo perturbas mas las aves, los animales y hasta los insectos se acercaran de nuevo—Le explico aquella figura con suma paciencia. Para ese momento su rostro le era ya conocido, mas aun sin reconocer.
--Pero—contesto el joven con sumo trabajo—las rocas están ahí adentro, formando parte del lago—
--Yo las sacaré—Caminando con paso seguro aquel extraño se adentro en aquel ojo de agua, lleno de enredaderas y piedras filosas, con partes profundas y desconocidas, una a una las saco todas, todas las piedras y rocas, grandes y pequeñas; llevo todas y cada una fuera del agua quedando totalmente agotado. Con cada viaje a la orilla de aquel extraño, el corazón del joven comenzaba a arder con paz y sosiego.
--¿Por qué?—El muchacho se acerco a mirar aquel hombre que estaba con las ropas rasgadas, lastimado, mojado y exhausto por el esfuerzo--¿Por qué lo ha hecho?—
--Porque es mi trabajo—Contesto y se puso de pie—por que decidí transformar esto en un lugar hermoso que sea del agrado de mi padre—se puso de pie y comenzó a caminar dejando a un personaje atónito por su respuesta—Si me lo permites, también transformare tu vida en algo hermoso—al oír estas palabras el joven lo reconoció, pero el hombre había desaparecido.
--Señor—Dijo con un esbozo de sonrisa—Transformarme…—a partir de ese momento sabia que la calma de las aguas seria duradera.
Detiene su auto y observa es lo que parece ser un brote de agua un semi-lodazal lleno de verdes plantas e insectos que revolotean sobre la superficie con el sol a sus espaldas y la noche cayendo ya, piensa… no, no piensa solo comienza a arrojar piedras hacia aquel manantial, renegando de su vida.
--Lo llenaras de rocas-- le dice una voz a sus espaldas.
--Es solo un charco sin ningún valor, no es útil para nadie unas piedras no importaran—Contestó
--Eso es lo que crees—Le replicaron—¿Que conoces tu de este lugar si acabas de percatarte de su existencia?, hasta hace unos minutos no sabias que era esto—
--Es algo sin valor unas cuantas piedras no lo harán valer menos—
--Tal vez, pero molestaran a quien quiera sumergirse en las aguas, dañarán—
--Solo son rocas—
--Que enturbian el agua y la hacen menos atractiva para cualquiera—Le dijo aquel hombre
--Así es como siempre esta…turbio—dijo el joven y bajó la mirada—Siempre Será agua turbia, parte de sus existencia—
--Mas si esperas unos minutos antes de arrojar mas, veras que la calma llega a las aguas y si no lo perturbas mas las aves, los animales y hasta los insectos se acercaran de nuevo—Le explico aquella figura con suma paciencia. Para ese momento su rostro le era ya conocido, mas aun sin reconocer.
--Pero—contesto el joven con sumo trabajo—las rocas están ahí adentro, formando parte del lago—
--Yo las sacaré—Caminando con paso seguro aquel extraño se adentro en aquel ojo de agua, lleno de enredaderas y piedras filosas, con partes profundas y desconocidas, una a una las saco todas, todas las piedras y rocas, grandes y pequeñas; llevo todas y cada una fuera del agua quedando totalmente agotado. Con cada viaje a la orilla de aquel extraño, el corazón del joven comenzaba a arder con paz y sosiego.
--¿Por qué?—El muchacho se acerco a mirar aquel hombre que estaba con las ropas rasgadas, lastimado, mojado y exhausto por el esfuerzo--¿Por qué lo ha hecho?—
--Porque es mi trabajo—Contesto y se puso de pie—por que decidí transformar esto en un lugar hermoso que sea del agrado de mi padre—se puso de pie y comenzó a caminar dejando a un personaje atónito por su respuesta—Si me lo permites, también transformare tu vida en algo hermoso—al oír estas palabras el joven lo reconoció, pero el hombre había desaparecido.
--Señor—Dijo con un esbozo de sonrisa—Transformarme…—a partir de ese momento sabia que la calma de las aguas seria duradera.
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