¡Extravío!

Mira con atino y contempla con horror que ha desaparecido, revuelve por minutos buscándole, mas no puede hallarlo. Revuelve todo un tanto alertado “¡Que lo he extraviado!, ¡Que lo he extraviado!” dice para si molesto mas consigo mismo que con otros por ser un tanto descuidado.

Se ha retirado y se va lamentando por no haberlo encontrado, se siente extraño no teniéndolo en la mano “Que no es el costo”, repite a quien le comenta que perdió tesoro tan apreciado “mas bien que para mi tiene un alto significado”, no comprende quien le escucha “Es solo un pulso, de moda pasajera, solo eso y nada mas…”; la cara se pone un poco amarga “¿No te da pena decir tan secas palabras?, mi madre me lo confió y lo he perdido”. La Breve tertulia acaba.

Camina un tanto triste se siente un poco incompleto y desnudo, da la vuelta a la esquina y entra en un viejo edificio, hermosas paredes adornadas y bellas imágenes talladas, sobre el reclinatorio pone sus rodillas y sus pesares delante de ella “Madre lo he perdido, ¿Como podré demostrarte mi amor si no puedo rezar ya el rosario?”, espera unos segundo callado y con la cabeza gacha, no dice nada mas, y en el silencio todo se comprende; "que aquello no es amuleto sino instrumento y que son tus palabras, acciones y deseos las que demuestran tu amor y cariño hacia a mi y mi hijo, deja ya de poner el extravío como pretexto y si le amas habla como un hijo le habla a su Madre".

Ha salido y camina de nuevo ya no se siente triste, aunque si un poco avergonzado, cuenta ahora con los dedos, y ofrece como siempre sus oraciones por los que ama y por aquellos que como el, con el pretexto de extravíos, desconocimientos o ignorancias se niegan a emitir alabanzas y plegarias a quien les ama; “Por ellos Madre, en nombre de ellos toma mis plegarias, por lo que no conocen a tu Hijo y no sienten su Amor, por ellos”. Y esta ahora mas tranquilo.