La mañana es realmente hermosa, el calor ya es fuerte por que fuerte es el clima del lugar que habita y es húmedo siempre, tanto que por las mañanas las hojas de las plantas tienen abundantes gotas de rocío, tantas que pareciera que lloraran, y así es, lloran. Lloran de felicidad por poder ver un nuevo día y ella lo recibe también con gran alegría y felicidad, radiante como la mañana que se cuela por su austera habitación.
Ella es una mujer muy pía, no perfecta pero muchas veces lo mas cercano a un ángel, por las mañanas al despuntar el alba (y en mas de una ocasión antes de que la luna se oculte) se pone de pie, y acomoda sus vestidos, se arrodilla a orar, ora por ella, por su familia y por sus hijos, sus muchos hijos. Pasada la hora de sus oraciones se afana a sus tareas, limpieza, cocina muchas veces manufactura, quizá hoy sea enseñanza y mañana ira a prestar atención a los ancianos y servicio a los enfermos, por que es un alma caritativa que rara vez descansa.
No le ve durante toda la mañana y espera siempre con ansia su llegada, mas aun aunque no le ve ni le siente físicamente su esposo esta con ella todo el día, desde la oración de la mañana hasta que llega el atardecer. Esta en sus pensamientos y en todas sus acciones y le espera con ansia como una buena esposa.
Llega la noche y le espera con ansia, hacerse una con el, el momento llega después del oficio recibe la eucaristía y se vuelve una con Jesús, marido y mujer están juntos irradiando amor; así es como culminar á el día. Será dichosa por que en su compromiso podrá ofrendarse a quien todo lo tiene, siempre por la salvación de sus hermanos y hermanas, consagrando los días como una ofrenda permanente y agradable a Dios.
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